Wednesday, March 29, 2006

Shhh.....



Sí, podríamos decir que ése es el sonido de la aspirina agonizando en el lecho de agua.

Mario observa el vaso y espera a que termine de sofocarse la efervescencia. Se sienta en el sofá y reclina la cabeza; concentra sus energías en recluir el dolor en un espacio mínimo, pero el silencio le martillea. Ensaya una nueva estrategia y enciende el televisor; distraído pasa uno a uno por los canales hasta que se detiene. Algo le ha parecido familiar en el último fotograma. Una periodista muestra el esqueleto calcinado de unas oficinas. Mario se sorprende mucho, porque ha reconocido el edificio donde ha estado trabajando todo el día, donde se encontraba hace apenas una hora. Incluso piensa que quizá todo sea un espejismo producto de la jaqueca, más aún cuando la periodista muestra su fotografía y anuncia solemne: "Los bomberos aseguran que la única persona que se encontraba en el edificio cuando fue declarado el incendio no ha podido sobrevivir debido..."

Entonces empieza a sonar el teléfono. Mario se levanta, pero en lugar de cogerlo apaga todas las luces, el televisor y se sienta a oscuras a beberse el vaso de agua, con el sonido de fondo de los timbrazos.

"Lo primero será cambiar de nombre"

4 comments:

Lorena Escudero said...

Empezamos con un clásico ya.

emar5 said...

Hola, q tal? soy Eva, me ha gustado mucho tu relato, tiene los ingredientes q mantienen la emoción y sorprenden con el final, aparece la descripción del ambiente y aspectos del lugar para desembocar en un desenlace novedoso y original, ciao!.

Pd: una duda del blog , cómo se forma parte de un blog de equipo o cómo puedo añadiros al mío soy omega436.blogspot.com, mi correo es trex857@hotmail.com. Gracias.

Díaz San Miguel said...

Muy bien, muy bien... Ya me has refrescado la memoria con lo que recordaba del relato. Me gusta mucho, porque además es un relato abierto, quiero decir que cada uno puede inventar sus motivos, las vueltas. Yo, por ejemplo, veo la colilla que él ha dejado encendida al irse. Me lo imagino trabajando en la planta, oscura, vacía en donde sólo se veía la luz de su mesa. Cuenta lo justo para ser evocador, y eso es lo que me gusta.

Lorena Escudero said...

Qué bien, me alegro de que os guste, y de que resulte evocador para que cada uno construya su historia, pues es lo que pretendía. Y es curioso, lo de la colilla encendida era justo uno de los finales que yo imaginé, pero prefiero escribir los cuentos así, que sólo sugieran, aunque no siempre lo consigo, jeje.